(Foto: PBI)
El Día de la Independencia, 15 de septiembre de 1986, el desfile militar pasa frente al Palacio Nacional.
Las mujeres, sobre todo las mujeres, iban vestidas de negro. Se habían colgado al cuello carteles que eran fotos ampliadas de sus familiares desaparecidos, con el nombre y la fecha de su desaparición. Lo más llamativo era que llevaban una gran pancarta con el dibujo de un soldado de camuflaje cargando un rifle que tenía la bayoneta ensangrentada y, delante de él, un indígena con heridas por todo el cuerpo, sangrando y cayendo.
Unas 200 personas se quedaron de pie, en silencio, con aquella pancarta. Pasaron los soldados, con sus metralletas, vestidos exactamente igual que en la pancarta, de camuflaje. Al pasar, la gente del GAM se puso rápidamente detrás de ellos. La pancarta asomaba por encima de sus cabezas. Entonces empezó a oírse un murmullo entre la muchedumbre que flanqueaba el desfile. “¡Son las Madres! ¡Son las madres!” Se empezaron a oír aplausos aquí y allá y cada vez aplaudía mas gente… (Testimonio del voluntario Paul Weaver)
30 años en Guatemala 